jueves, 24 de junio de 2010

¿Puedo ser yo?


Tengo la sensación de que la palabra emigrante es algo que me viene grande, grande en tiempo, y grande en actitud. Mis abuelos fueron emigrantes, viajaron a lugares que desconocían para, en un momento de depresión económica y social en España, buscar un mejor porvenir. Hoy son sus nietos los que por una situación similar necesitan hacer lo mismo.
Hoy soy yo el emigrante en mi familia, no por mucho tiempo pero si espero por el tiempo suficiente para darme cuenta de los esfuerzos que han hecho muchas familias, entre ellas la mia, para poder crecer y tener una mejor vida.
A través de las becas faro, yo he encontrado la oportunidad de vivir esta experiencia, he “emigrado” a Londres por un periodo de 6 meses, para trabajar como Ayudante del departamento de finanzas en una ONG, la cual busca el bienestar y la ayuda para todo el pueblo latinoamericano.
A través de este blog iré contando mis peripecias por la capital de las islas británicas, intentando ofrecer un punto de equivalencia entre lo que una vez fue emigración y hoy es mas obligación.
Espero que lo disfruten

El nuevo emigrante


Durante mediados de los años Tras la II Guerra Mundial, la reconstrucción de Europa atrajo a la emigración española. Francia, Alemania, Suiza, Bélgica e Inglaterra fueron los mayores receptores de estos trabajadores de la jornada, en busca de un renacimiento ecónomico dorado.

A día de hoy somos miles los que entrado ya el siglo 21 nos presentamos ante el cierre de un ciclo que iniciaron nuestros abuelos hace mas de 60 años, la inmigración vuelve a ser una ley de vida, mas glamurosa que en el pasado, pero en el fondo una busca de la mejora de las condiciones de la persona.

Hoy en día la búsqueda de un futuro mejor se labra en el exterior para poder algún día disfrutar de ese retiro soñado en nuestra amada Galicia.

Sensaciones encontradas, añoranza, pero a su vez ilusión, y alegría ante la vuelta a la mas cantareira de todas las tierras habitadas, Galicia.